martes, 15 de mayo de 2012

La nada y su aún


Ya nada queda
más que un saludo
más que un reducto
al que uno no quiere ni agarrarse
del que uno ya no quiere ni quejarse.

La intensidad incrustada
en forma de polen nauseabundo 
que embriaga a los normales
y se vuelve malestar a la altura del pecho.
Malestar de un humor
que recorre el cuerpo adormecido
casi hibernado, pero aún sangrante y doliente.

Aún, un aún con su valor de todavía
de resquicio, de algo que queda
a pesar del paso pesado de los días
y las pistas y los hechos consumados
de que nunca habrá nada, 
ni ilusión ni posible
ni siquiera espejismo o fascinación.

Pero en esta nada, pesa todavía el aún de tu mirada. 


(Foto tomada de este blog)


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suéltalo