lunes, 16 de enero de 2012

No hay mañana



No fue una decisión de señorita,
él preguntó confuso
mientras ella sonreía.

Se descolgó un colapso
en el que ella repasó
tres años de diván
-ninguna conclusión-
y le tuvo que invitar
a probar su habitación.

No hay tiempo que esperar,
no hay mañana, concluyó.

El sexo le sirvió
para después -y ya sin él-,
poder alucinar
cualquier historia de amor.

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