sábado, 30 de octubre de 2010

Miedo al Miedo





















Amarte fue una evidencia dolorosa
de un destino alucinado.

Recuerdos vívidos de los días de playa
como un delirio constante y continuo.

Apretándome el pecho hay sujeta una imagen,
preocupantemente parecida a mi deseo, a mi ideal.

Tu cuerpo salado en cada curva, en cada pliegue acumulado,
que saltaba entre las rocas mientras yo avanzaba con cuidado,
con mucho cuidado para no caer.

Y así, queriéndonos tocar sin prisa cada gota,
intentando perjurar que no importaba la distancia,
que el valor de nuestra empresa, que el calor de las palabras
se alzarían como un busto, como un sol policromado.

No importaba que doliera,
intentarlo era la causa, conseguirlo la certeza,
convencidos y conformes, continuamos la aventura océano a través.

Ahora, cae una tormenta y Cabra se moja,
pienso en el miedo y el dolor
de no poder chuparte la sal del brazo,
de que cansados, nos rindamos
sucumbiendo a lo que todos advertían,
acabar con la promesa de intentarnos.

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